… sin consentimiento previo de su dueño, claro.

Uno de los grandes problemas con el que suelo pelearme en el aula de informática con los chicos es que deben ser respetuosos con el trabajo de los demás. La técnica del copy-paste está tan extendida que a la mayoría de los alumnos les parece un método muy válido para completar sus trabajos.

Este curso me propuse, una vez más, transmitir a mis chicos el respeto hacia el trabajo ajeno y el valor que tiene la producción propia. Por ellos en los trabajos de clase de este curso este tema ha sido recurrente y me he encontrado con situaciones muy singulares que hablan por sí sólas:

Situación nº 1.

Unos de los cursos de primero de bachillerato han tenido que elaborar por grupos una página web. El grupo de ética informática han realizado una reflexión bastante interesante sobre el canon e incluso han entrevistado a representantes de ambas partes. Su reflexión personal fue que había muchos aspectos sobre los que antes no habían reparado.

Otro de los grupos de esta clase centró su trabajo en el estudio de las distintas licencias de software. Una de las chicas me comentó: ¡es increible! me está pasando lo mismo que cuando me rompí el brazo: de repente ves a mucha gente con escayola; ahora entro en una página y enseguida veo la licencia. Antes no sabía que estaban ahí y por eso no las veía.

Situación nº2.

Otro de los cursos tenían que realizar también una página web pero sobre un tema común: la historia de la informática. Uno de los equipos me propuso usar la idea de un libro de Anaya, titulado «La historia de la informática para torpes«, ilustrado por Forges. Su idea era usar esos dibujos. Les comenté que lo suyo era pedirle permiso. Se quedaron estupefactos

¿pedirle permiso?¿Cómo?

Pues con educación y escribiendo un mail a través de su página web.

– Seguro que pasa de nosotros…

Escribimos el mail y a los diez minutos teníamos una contestación de mismísimo Forges dándonos su permiso. Solamente nos pedía que no modificáramos los dibujos y pusiéramos una nota en nuestro trabajo explicando que nos cedía los dibujos para este trabajo ¡Bravo!

Situación nº3

Con mis alumnos de humanidades hemos trabajado los blogs. Requisito indispensable eran que las entradas fueran originales y que debían citar las fuentes. Uno de mis grupos de chicas cambió de tema varias veces hasta que se convirtieron en «Autocha of Pink «. Al dejarles libertad con el tema estaban encantadas y publicaban con bastante regularidad.

Todo fenomenal hasta que recibieron el comentario amenazante del autor plagiado y agraviado de uno de sus post.

En realidad el tono era desproporcionado, pero resultó de lo más eficaz: revisaron el blog de arriba a abajo, y a partir de ese momento empezaron a tomar más en serio mis recomendaciones.

El camino es difícil, sobre todo porque en la red se reproducen todo tipo de comportamientos y , a veces, a golpe de verlos una y otra vez, terminan pareciéndonos lícitos. El reto está en realizar actividades educativas, enseñando, a la vez, educación.

Por todo esto me parece inaudito que aparezcan en la red educativa comportamientos como el que han denunciado otros compañeros en sus respectivos blogs: la aparición de un planeta educativo chupóptero.

En un comentario en Aula21, da unas explicaciones inauditas: quizá si se hubiera puesto en contacto con Luis Barriocanal o alguien de Aulablog y hubiera explicado su «experimento» se le hubiera podido hasta ayudar. Otros lo han expresado mejor que yo: isidro, Paco, Victor, Lourdes, Alejandro… pero podéis ver todos estos comentarios en el verdadero planeta educativo.

planeta educativo